junio 09, 2012

Rayuela

El libro que me enseñó que la filosofía no era cosa exclusiva de pelucas blancas y cuellos de camisa apretados. Que la filosofía no era solamente de Europa. Ni era una habitación cerrada.

"Era insensato querer explicarle algo a la Maga. Fauconnier tenia razón, para gentes como ella el misterio empezaba precisamente con la explicación. La Maga oía hablar de inmanencia y trascendencia y abría unos ojos preciosos que le cortaban la metafísica a Gregorovius. Al final llegaba a convencerse de que había comprendido el Zen, y suspiraba fatigada. Solamente Oliveira se daba cuenta de que la Maga se asomaba a cada rato a esas grandes terrazas sin tiempo que todos ellos buscaban dialécticamente."

No hay comentarios:

Publicar un comentario