abril 16, 2012

Espantapájaros

Ya en mi alma pesaban de tal modo los muertos
futuros que no podían andar ni un solo paso sin que
las piedras revelaran sus entrañas.

¿Qué gritan y defienden esos trajes retorcidos por
las exhalaciones?
Sangran los ojos de mulos cruzados de escalofríos.
Se hace imposible el cielo entre tantas tumbas anegadas
de setas corrompidas.

¿Adónde ir con las ansias de los que han de morirse?
La noche se desploma por un exceso de equipaje secreto.
Alabad a la chispa que electrocuta las huestes y los
rebaños.
Un hombre y una vaca perdidos.

¿Qué nuevas desventuras esperan a las hojas para
este otoño?
Mi alma no puede ya con tanto cargamento sin destino.
El sueño para preservarse de las lluvias intenta una
alquería.
Anteanoche no aullaron ya las lobas.

¿Qué espero rodeado de muertos al filo de una
madrugada indecisa?


Rafael Alberti (de Sermones y moradas.)

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