enero 15, 2012

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"Todo consiste en desesperar del laberinto. Comprender que no hay salida, en ninguna parte. Podemos desplazar los muros, abrir las puertas, echar abajo los tabiques... Eso genera siempre un laberinto, es decir, una prisión tanto más invencible cuanto más carece de límites. Podemos recorrerlo tanto como queramos, en cualquier dirección, y creer incluso que somos libres. ¡Laberinto del libre albedrío! Pero jamás salimos de nosotros, ni de la sociedad, ni del mundo. Podemos desplazarnos por el laberinto, pero no salir de él. Podemos cambiar de lugar, pero no de espacio. Podemos huir: no salvarnos. No en el laberinto. Y tampoco más allá: pues no hay nada más. Desesperanza: no hay otra salvación que renunciar a la salvación. La salvación derá inesperada o no será. "

André Comte-Sponville

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